La seguridad vial tiene un paso previo que es la educación para la conducción en calles y rutas, educación que se conforma mediante valores, hábitos y actitudes de respeto por la vida humana en su totalidad.
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jueves, 27 de enero de 2011
domingo, 2 de agosto de 2009
Controlarán el tránsito cerca de escuelas

Con fotomultas y sensores se verificará el cumplimiento de las velocidades máximas; en 2008, unos 600 chicos fueron atropellados
A partir del lunes próximo, el gobierno de la ciudad endurecerá los controles de tránsito en los alrededores de 20 escuelas del distrito. Controlará que se cumplan los límites de velocidad con fotomultas y sensores especiales que llevarán inspectores porteños y policías federales.
Esta iniciativa tiene como fin reducir los accidentes en zonas muy concurridas por menores de edad. En 2008, unos 600 chicos menores de 15 años, la amplia mayoría eran peatones, resultaron heridos en accidentes de tránsito en la ciudad, según datos del gobierno porteño.
Por esa razón, la Dirección de Seguridad Vial local utilizará fotomultas móviles y sensores de velocidad controlados por agentes de tránsito y policías en cuadras y avenidas alrededor de los colegios. Los operativos se realizarán, de lunes a viernes, de 7 a 18, los días hábiles.
"El control electrónico de esta infracción apunta a disminuir el peligro de accidentes, sobre todo en los que participan peatones. La intención es controlar la velocidad en las zonas donde transitan escolares, algo que nunca se hizo en la ciudad y que se inscribe dentro de las prácticas imprescindibles de seguridad vial, como en Nueva Zelanda", dijo a LA NACION el director de Seguridad Vial de la ciudad, Pablo Martínez Carignano.
El Código de Tránsito porteño establece que las velocidades permitidas en zonas cercanas a colegios son de 20 km/h para las calles y 30 km/h para las avenidas. Por esa razón, en la bocacalle anterior a la cuadra de la escuela el gobierno instalará en las próximas horas la señalización correspondiente. Primera etapa
Según se informó oficialmente, en esta primera etapa se eligieron 20 escuelas, en función del riesgo vial denunciado por las autoridades educativas.
"Se captarán las infracciones con fotomultas móviles y sensores de velocidad. Queremos dar continuidad a estos operativos, porque van a generar un impacto educativo en la sociedad", dijo Martínez Carignano.
A los infractores se los multará y también se les hará efectiva la quita de 10 puntos en el registro de conducir, como marca el sistema de scoring que rige en la ciudad.
Consultado el funcionario sobre el fin recaudatorio de esta medida, opinó: "No, no es así, porque se avisará todas las semanas en qué escuelas se harán los operativos. La finalidad es educar. Es un operativo que mantendremos en el tiempo".
En un futuro también se prevé que a quienes circulen a mayor velocidad que lo permitido se les secuestre el vehículo.
Así lo establece una norma que será debatida en la Legislatura en las próximas semanas, cuyo autor es el diputado macrista Daniel Amoroso. "Si violar los límites de velocidad es una falta grave, hacerlo cerca de una escuela es más grave aún. Esta iniciativa es una nueva muestra de que en este tema de la seguridad vial, como en tantos otros, el gobierno de Macri es el que más actuó en los últimos años. Esperemos que pronto se sancione esta ley para que se secuestre el vehículo de los infractores", dijo Amoroso.
Según estudios especializados, si un conductor circula a 50 km/h y se le presenta un hecho inesperado que lo obliga a frenar de golpe, un automóvil necesita 35 metros para detenerse totalmente. "Estas medidas preventivas servirán para que la gente tome conciencia sobre la seguridad vial y podamos reducir el número de accidentes, algo que logramos con los controles de alcoholemia", dijo a LA NACION el ministro de Seguridad y Justicia porteño, Guillermo Montenegro. Cuestionamientos
Según el presidente de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, Alberto Silveira, el control de tránsito en los alrededores de colegios es "positivo", pero fue crítico de la función de los agentes que se encargarán del procedimiento.
"Todo lo que sea control y educación vial siempre es positivo. Pero esperemos que no sea una puesta mediática y se continúe en el tiempo. Hasta ahora, el cuerpo de tránsito de la ciudad no cumple su función de contralor. Muchas veces se los ve enviando mensajes de texto o hablando por celular."
Padres de alumnos cuestionaron, además, que las camionetas de seguridad vial que habitualmente patrullan la zona de las escuelas no controlan la velocidad sino sólo el mal estacionamiento de los autos que paran en doble fila para recoger a los chicos.
"Estacionar en doble fila siempre es una infracción que genera mucho riesgo. Los padres deben saber que en la cuadra de la escuela está permitido estacionar y que si les labran una multa pueden reclamar al contralor de faltas, pedir un certificado y les levantan la multa. No va a servir si se está en doble fila, tapando una rampa o junto a una parada de colectivo. Si se provoca peligro a los demás o se incumple la ley, corresponde la sanción", agregó Martínez Carignano.
Pablo Tomino
Fuente: LA NACION
lunes, 20 de julio de 2009
"Persiguiendo" al peatón transitamos un camino peligroso
Recientes publicaciones en los medios de difusión señalan estudios y comentarios respecto a la participación de peatones en los siniestros viales.
Cabe destacar que tal participación debe ser bien explicitada:
El mayor porcentaje, por lejos, se obtiene en las zonas urbanas, es decir en el ámbito de las ciudades, donde el peatón es mayoritariamente, el usuario primordial de la vía pública. Asi es que cuando analizamos su participación en la siniestralidad vial grave total (en zonas rurales y urbanas) difícilmente supere en la última década el 15 %.
Por el contrario en las ciudades dicho porcentaje de participación crece hasta alcanzar un piso del 30 %. Esto es común a las realidades de casi todas nuestras naciones latinoamericanas.
Ahora bien, el problema es que, en la desesperación, se pretenda adjudicar la responsabilidad del siniestro a la, valga la redundancia, “irresponsabilidad” del peatón.
Con todo, el peatón sigue siendo el participante más vulnerable de los usuarios de la vía pública y el conductor de automotores el responsable de aportar riesgo a la circulación en las ciudades.
Como bien ha señalado el Prof. Luis Rizzi, del Dpto. de Ing. de Transporte y Logística de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la vía pública “es el ambiente más complejo al que el ser humano está expuesto en el día a día y donde la tasa de errores (incluyendo irresponsabilidades) es muy alta. La gran mayoría de las personas que más camina o usa la bicicleta en nuestros países es gente que tiene poca o nula experiencia de manejo y, por lo tanto, no saben lo complejo que es conducir un auto. A esto sumemos un diseño urbano y vial pensado para el automóvil, tales como ciclos de semáforos que privilegian la circulación vehicular en desmedro de la peatonal, anchos de calles con tiempos de cruce no acordes con la velocidad de circulación de niños, ancianos y personas con discapacidades, señalización peatonal inconsistente, etc. En fin, diseños viales que no contemplan en absoluto las recomendaciones de los modernos estudios de factor humano, rama de la seguridad de tránsito que se desarrolla a partir del involucramiento de psicólogos en la seguridad vial. Y peor aún, diseños viales que castigan el error (o la irresponsabilidad) con la muerte.”
Un principio legal del derecho de la Circulación es que “el peatón es el usuario privilegiado de la vía pública en las ciudades”.
Una construcción de los jueces (jurisprudencia) en consecuencia del anterior es que “un peatón cruzando distraído la calzada de una ciudad, es un acto prevenible por parte del conductor de un automotor, que es quien aporta el riesgo”.
Es cierto que cada vez hay menos jueces que los citen en sus sentencias.
Pero eso, ¿es positivo?...
Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV
lunes, 10 de noviembre de 2008
La educación vial parte de la educación integral

En la prevención de accidentes hoy, la mira apunta a los niños para que éstos sean los que concienticen a sus padres y otros adultos, sobre la necesidad de conducir un vehículo con responsabilidad y respeto por las normas vigentes en el lugar donde cada familia reside.
Si bien es una realidad, no me termina de convencer como adulta, como madre, como docente, es más, me avergüenza porque me hace pensar hasta qué punto hemos llegado los adultos en nuestro rol de referentes de los niños para que ahora sean ellos los que nos digan cómo debemos comportarnos.
Algo sin duda, está fallando y debemos reconocer que vivimos en una sociedad adolescente, con ciudadanos que no terminan de comprender la importancia de tener un comportamiento civil acorde con lo que se espera de un adulto.
Ésta y otras tantas razones hacen que en materia de educación vial, los expertos hayan optado por partir de los niños pequeños. Pero paralelamente deberíamos corregir la situación de la población adulta, dado que la responsabilidad de los padres es uno de los pilares sobre los que se asienta la prevención.
Y aquí es donde muchos adultos fallan al no encontrar los medios para influir positivamente en la conducta de sus hijos, tanto en lo concerniente a la conducta vial como en la conducta personal en general.
Uno de los elementos que están ausentes hoy en muchos hogares es el deseable ejercicio de la autoridad por parte de la familia y cómo encaran los padres la alternativa del NO ante una solicitud por parte de alguno de sus hijos o hijas para hacer uso del automóvil, de la moto, de la bicicleta, en condiciones óptimas para que, si tienen la desgracia de sufrir un accidente, sea únicamente por la acción del azar y no por desidia.
Será interesante evaluar nuestra conducta como peatones respondiéndonos: por dónde caminamos, por dónde cruzamos la calle, a qué paso cruzamos, nuestra actitud frente al semáforo, etc.
Para evaluar cómo cruzamos la calle, basta pararse en una esquina y mirar qué hacen los demás y compararlo con qué hacemos nosotros, y veremos que es muy común que algunas personas crucen sin repetar el semáforo, o a mitad de cuadra, escribiendo mensajes de texto con el celular y muchos, cruzando con algún cochecito con un bebé, o con niños de la mano.
Para evaluar cómo cruzamos la calle, basta pararse en una esquina y mirar qué hacen los demás y compararlo con qué hacemos nosotros, y veremos que es muy común que algunas personas crucen sin repetar el semáforo, o a mitad de cuadra, escribiendo mensajes de texto con el celular y muchos, cruzando con algún cochecito con un bebé, o con niños de la mano.
Ante el semáforo se nota que algunos se lanzan a cruzar la calle automáticamente antes de que termine de ponerse la luz verde sin comprobar si viene algún vehículo rezagado que intenta pasar con la luz amarilla; al avanzar el que tienen a su lado o delante, repiten el movimiento y cruzan sin comprobarlo. ¿cuánto tiempo se puede perder esperando la luz verde o el muñequito blanco que nos indica que podemos avanzar?
Tampoco damos ejemplo a la hora de conducir, porque seguimos atendiendo llamadas al celular a pesar de las advertencias reiteradas para no hacerlo. Un párrafo aparte para los padres y madres que llevan y retiran a sus hijos de la escuela y provocan un caos vehicular en horas pico:
Estacionan en doble fila
Estacionan en doble fila
Obstruyen la entrada de cocheras familiares
Algunos bajan directamente a buscar a sus hijos dejando el auto en marcha o en doble fila taponando a los que vienen detrás
Conducen con la bocina y paran en lugares vedados.
Algunos bajan directamente a buscar a sus hijos dejando el auto en marcha o en doble fila taponando a los que vienen detrás
Conducen con la bocina y paran en lugares vedados.

Ante ésta y otras imprudencias ¿qué esperamos que aprendan los niños?, ni más ni menos que a hacer lo mismo que ellos.
Otra actitud que evidencia la falta de interés por el otro, se observa en la circulación por las veredas de calles y avenidas es ésta: circulando en sentidos opuestos, es muy difícil que cuando llega el punto de encuentro, donde alguno tiene que moverse hacia algún lado para dejar pasar al otro, se produzca una gentileza por parte de los hombres hacia las mujeres, de los niños hacia los adultos, de los adultos hacia los ancianos.
Lo común es encontrar personas que caminan de manera autista, chocando a cuántos pasan a su lado, parándose a mirar vidrieras sin importar si otro estaba haciéndolo primero; con un empujón lo desplazan y listo. Las señoras que circulan con bebés en cochecitos no tienen ningún cuidado y atropellan a otros peatones.
Uno puede ir caminando tratando de mantener la calma y de repente siente que sus talones son embestidos por las ruedas de unos cochecitos que, para colmo, son enormes y ocupan gran parte del espacio de una vereda.
Y podríamos seguir describiendo situaciones que denotan que, tanto en lo concerniente a lo que acontece en las calzadas, en las rutas, en las autopistas, como lo que sucede en las aceras de avenidas y calles, muestran que el gran ausente es el respeto y el tener en cuenta a la o las personas que circulan al mismo tiempo que nosotros.
Todas las situaciones evidencian una ausencia de valores considerados básicos para que una sociedad pueda contar con un tránsito ordenado y relativamente seguro. El respeto y la responsabilidad encabezan la lista, seguidos de la solidaridad necesaria como para entender que en este mundo, en esta realidad, en este país, en esta ciudad, en este barrio, simplemente somos uno más, no vivimos solos, sino que convivimos con otros y que compartimos lo que nos pasa. Y en materia de educación de las costumbres, en materia de urbanidad, nos falta muchísimo, de ahí que se debe interpelar a la familia, porque allí es donde se adquieren hábitos y costumbres.
María Inés Maceratesi
lunes, 29 de septiembre de 2008
Consejos para circular como peatones con seguridad

Ver y ser visto , es la principal regla para los peatones. Los peatrones deben estar atentos a los movimientos de los vehículos, asegurándose que los conductores de los mismos los vean y, de ser posible, establecer con ellos un contacto visual permita comprobarlo.
Al circular caminando, hacerlo siempre por la acera/vereda y apartados de la calzada.
En carreteras o vías sin acera, caminar lo más a la izquierda posible, en el sentido opuesto al de los coches para poder ver y ser vistos.
Siempre que se estén transportando las bolsas con las compras, intentar llevarlas del lado opuesto al de la calle
Si se circula acompañado de más personas, hacerlo en fila india, uno detrás del otro.
Evitar caminar escuchando música o con auriculares porque disminuye la atención y no se perciben los ruidos que indiquen que un vehículo se aproxima.
No correr por las calles, ni por las aceras/veredas. El peatón debe estar siempre atento para poder parar en cualquier momento.
Para cruzar la calle con seguridad, los peatones deben obedecer algunas reglas
Cruzar la calle siempre por el cruce peatonal
Caminar por el lado derecho. Si todos caminamos ordenados, el flujo mejora.
Cruzar siempre en línea recta, es el camino más rápido hasta el otro lado de la calle.
Atención: mirar para los dos lados, dos, tres ó más veces, hasta estar seguros de que ningún vehículo se aproxima.
Obedecer la señalización: en las bocacalles en que existen semáforos para peatones, sólo atravesar la calle cuando éstos lo indiquen.
Al descender de un vehículo: salir por el lado de la acera y esperar que se aleje para cruzar.
Nunca cruzar la calle por detrás de colectivos, automóviles, árboles u otros obstáculos que impidan que los conductores lo vean.
Y por último, recordar que al circular por la calle, lo hagamos con un vehículo o caminando, es una ocasión de poner en práctica aquellos valores que permiten establecer una convivencia respetuosa y pacífica entre todos los habitantes del espacio público; recordando también que no solamente somos habitantes sino ciudadanos con derechos pero también con obligaciones. Y que el sentido común nos informa que el derecho propio está limitado por el derecho de los demás.
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