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viernes, 2 de marzo de 2012

Problemas de tiroides y su influencia en la seguridad vial

De vez en cuando nos gusta repasar, con la ayuda desinteresada del Dr. Josep Serra, algunas patologías que pueden esultar incompatibles con la conducción segura. Hoy nos vamos a centrar en el hipotiroidismo y en el hipertiroidismo y veremos en qué aspectos pueden dar problemas.

En segundo lugar, trataremos un problema que hemos abordado ya alguna otra vez, y que tiene que ver con la detección de este tipo de dolencias. Mientras el afectado no acude a la consulta del médico y explica qué le pasa, mientras no se pone en marcha la detección y el remedio, continúa conduciendo su vehículo, poniéndose en riesgo a sí mismo y al resto de los usuarios de la vía.

Los problemas de tiroides y la conducción

El hipotiroidismo autoinmune, o enfermedad de Hashimoto, es una patología más frecuente en mujeres que en hombres, en una proporción de 14 a 1, y se debe a la afectación por autoanticuerpos del propio paciente hacia su glándula tiroides, que se vuelve insuficiente a la hora de producir hormonas tiroideas. Otro caso de hipotiroidismo es el que viene de la extirpación de la propia glándula, pero el autoinmune es el más frecuente.

Esto puede conllevar a un riesgo de déficit de concentración mental y cierto grado de deterioro cardiaco entre otras manifestaciones que pueden afectar la conducción. Entre otros síntomas, puede dar somnolencia, aletargamiento, lentitud en la toma de decisiones, complicaciones visuales… aspectos que no parecen dibujar un buen escenario para ponerse al volante.

De hecho, el hipotiroidismo puede andar ligado a otro enemigo de la conducción del que hemos hablado en ocasiones, el SAHS, y como sucedía con aquel, los síntomas de letargia mental se traducen en una lentitud en los reflejos y en la toma de decisiones que son incompatibles con la conducción segura. También como sucede con el SAHS, en ocasiones son estos síntomas los que evidencian que algo en el organismo no funciona del todo bien.

El tratamiento del hipotiroidismo se realiza habitualmente con una hormona suplementaria, la levotiroxina, que debe administrarse con sumo cuidado para evitar derivar en un problema de hipertiroidismo por exceso hormonal suplementario, que conlleva un riesgo de arritmias, temblores o ataques de hipertensión, síntomas que son poco compatibles con la conducción segura.

Como es lógico, el inicio del tratamiento es un momento crítico, pero también es necesario un control médico a lo largo del tratamiento para verificar que el suplemento hormonal se ajusta en todo momento a las necesidades del afectado, lo que redunda en la necesidad de reducir los periodos de vigencia del permiso de conducir. Por supuesto, si el médico así lo indica, los problemas de tiroides, bien controlados y tratados, no tienen por qué impedir la conducción de vehículos.

La voluntad del conductor, como motor de detección

El problema mayor en muchos de estos casos es que la responsabilidad de todo recae en la persona que sufre la dolencia, que puede, o no, tener constancia de ella, puede, o no, acudir a la consulta del médico y puede, o no, decidir dejar de conducir mientras no esté claro que puede conducir sin poner en riesgo su vida ni la de los demás. Por eso, quizá fuera buena idea adoptar algunos cambios que podrían redundar en un beneficio para todos.

Algunas propuestas que se pueden afrontar para mitigar este problema contemplan, por ejemplo, la historia sanitaria compartida por los organismos afectados: centros de asistencia primaria, hospitales, centros de reconocimiento médico, centros de Tráfico. En este sentido, hay ya un primer paso desde que las jefaturas de Tráfico acceden a los datos que permiten la renovación del permiso de conducir.

Las redes de comunicación permiten que hoy en día los diferentes organismos puedan disponer de acceso selectivo a los datos sin quebranto de la necesaria confidencialidad que ampara a los usuarios de la sanidad, de manera que sería posible establecer un sistema en el cual el médico introdujera el dato cuando su paciente no resultara apto para conducir sin que el resto de la cadena tuviera acceso a los detalles confidenciales de ese paciente.

Cómo saber si una persona es apta para conducir

Esto nos llevaría a un escenario en el que comprobar la aptitud del conductor sería tan sencillo como evaluar si un vehículo está o no al corriente de la ITV o del pago del seguro. Y, de cara a las renovaciones del permiso de conducir, la información puesta en común sería un elemento clave para apoyar a los centros de reconocimiento. Cada uno, desde el lugar que le corresponde, podría realizar sus funciones con mayor rigor.

Y, por supuesto y ante todo, el conductor debería conocer toda esta operativa, debería ser formado en la idea de que un control médico de sus dolencias y la privación de conducir redundarían en su propio beneficio y en el de todos los demás. Es un tema muy delicado que admite debate, un debate muy parecido al que suscita quien defiende su derecho a conducir para ganarse la vida frente a aquel que esgrime su derecho a vivir por no sufrir las consecuencias de un siniestro vial.

Con independencia de cómo se desarrolle esa discusión, estas son propuestas encaminadas a lograr que el conductor se encuentre en unas condiciones psicofísicas aceptables, y sobre todo que esas condiciones no se vean duramente mermadas con el agravante de que pase tiempo y más tiempo hasta que llegue el momento de renovar el permiso de conducir. En determinadas dolencias, un plazo de 10 años es toda una eternidad.

Asesoramiento | Dr. Josep Serra

Nota publicada en www.circulaseguro.com

miércoles, 31 de agosto de 2011

La emisión de gases por los caños de escape afectan la salud

Cuando vamos caminando por las calles de cualquier ciudad -en este caso me refiero a Buenos Aires – a veces nos vemos rodeados por un halo de humo irrespirable que nos afecta de diferentes maneras, pero no sabemos cuánto ni cómo. Según una investigación de la Universidad de Edimburgo (Escocia) publicada en la revista “European Heart Journal”, hay pequeñas partículas químicas que emiten los tubos de escape que aumentan el riesgo de ataques al corazón porque dañan los vasos sanguíneos y llegan a aumentar la formación de coágulos en las arterias desembocando en graves daños como derrames cerebrales.

La investigación, financiada por la Fundación Británica del Corazón, mostró que las partículas minúsculas, y no los gases, causan el deterioro de la función de los vasos sanguíneos que controlan cómo la sangre se canaliza a los órganos del cuerpo.

El doctor Mark Miller, del Centre for Cardiovascular Science de la Universidad de Edimburgo, manifestó que muchas personas creen que los efectos de la contaminación del aire produce daños en los pulmones; pero existe evidencia de que también el corazón y los vasos sanguíneos resultan dañados ya que, tanto los gases como las partículas pueden alterar los valores de la presión arterial.

Pero son las partículas químicas emitidas por los tubos de escape de los automóviles las que son realmente nocivas, porque producen moléculas altamente reactivas denominadas radicales libres que pueden dañar nuestros vasos sanguíneos y provocar una enfermedad vascular.

La misma investigación reveló cuáles son los productos químicos que contienen las partículas perjudiciales, y por lo tanto en el futuro se podrán tratar de eliminarlas para evitar los efectos nocivos de las emisiones de los vehículos. Los investigadores quieren que las medidas de salud ambiental diseñadas para reducir las emisiones sean analizadas para determinar su eficacia a la hora de reducir la incidencia de ataques al corazón.

Hace mucho tiempo que se sabe que la contaminación atmosférica es un problema para la salud del corazón, de ahí que el profesor Jeremy Pearson, director médico asociado de la Fundación Británica del Corazón, expresa que los hallazgos permitirán salvar vidas a través de la reducción de las nanopartículas nocivas de los tubos de escape. Su consejo es que las personas con enfermedades del corazón deben evitar pasar períodos largos en zonas donde la contaminación del tránsito sea elevada.

Lo ideal sería que tomáramos conciencia de todas estas recomendaciones y asumiéramos con responsabilidad que en algo depende de nuestra forma de conducir y de controlar todas las anomalías que pueda sufrir nuestro automóvil, aunque también deberían las autoridades hacer cumplir las normas y controlar tanto los vehículos particulares, micros, autobuses, etc que circulan despidiendo grandes cantidades de gases tóxicos.

Fuente: Consumer

martes, 12 de mayo de 2009

El estrés es la causa de hasta el 20% de los accidentes de tránsito


Los conductores estresados se vuelven más competitivos, lo que conlleva niveles de riesgo más elevados y mayores velocidades

Situaciones estresantes como el desempleo, la muerte de un ser querido o un divorcio duplican, e incluso triplican, el riesgo de tener un siniestro al volante. Tanto es así que el estrés
está presente en entre el 15% y el 20% de los accidentes de tránsito que se registran en las carreteras, afirmó el presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), Luis Montoro, en la presentación de la campaña "Mantenga la calma. El estrés le estrella".

Concientizar y prevenir sobre los riesgos que conlleva conducir en situaciones de estrés, que en muchas ocasiones aparecen asociadas a la fatiga el sueño, la agresividad al volante, la distracción, el consumo de alcohol o psicotrópicos y el uso del teléfono móvil, es el principal objetivo de esta campaña. Los expertos en seguridad vial se han centrado en esta cuestión al comprobar que este fenómeno, que origina reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves, lo sufren numerosos conductores, especialmente los profesionales del volante. El 43% de los trabajadores del sector del transporte declara que padece estrés siempre o de forma frecuente.

Este alto porcentaje se debe al tránsito en sí y a la presión del tiempo que sufren estos trabajadores, aseguró Montoro. Las personas estresadas se vuelven más competitivas al volante, aceptando niveles de riesgo más elevados y circulando a mayor velocidad, señaló el catedrático de Seguridad Vial, quien destacó que en este tipo de situaciones se produce una mayor transgresión de las normas e incluso un menor respeto de las distancias de seguridad.

Consejos

Los conductores pueden disminuir los síntomas de estrés en la conducción haciendo uso de ropas holgadas, ventilando el vehículo para evitar que se duplique el tiempo de reacción, poniendo la radio para evadirse de los problemas y evitando hacer otras tareas además de conducir, recomendó Montoro. El experto también aconsejó no mirar constantemente el reloj en un atascamiento, no fijarse una hora de llegada y evitar algunos comportamientos, como tocar la bocina o realizar gestos hostiles a los ocupantes de otros vehículos o peatones.

No obstante, el estrés en relación con la seguridad vial no siempre es perjudicial. Si es moderado y está controlado puede ayudar al conductor a mantenerse activado y en alerta y así potenciar su capacidad de respuesta. Lo que debe preocupar es el estrés traumático, que provoca problemas de concentración, irritabilidad, insomnio, problemas digestivos y una elevada fatiga.
Fuente: Consumer