martes, 4 de diciembre de 2007

Alcohol y conducción, enemigos íntimos


El alcohol es la sustancia psicoativa de uso más generalizado, es un depresor del sistema nervioso central, los efectos y los riesgos dependen de qué se toma, cuánto se toma, la frecuencia, la mezcla, y las características de quien lo consume.

Es importante, por ejemplo, el peso del cuerpo en relación a la dosis, las circunstancias, las expectativas y el estado de ánimo de cada persona.
Si miras la graduación alcohólica que figura en la botella, sabrás cuánto alcohol estás tomando:

Cerveza: 4-5%
Vino: 11-18%
Champagne: %18-30
Vodka y tequila: 35-40%
Whisky: 40-45%
Ron y aguardiente: 40-75%
Fernet: 47-50%

Si te excedes, ten en cuenta que:

El consumo habitual prolongado en el tiempo puede provocar daños orgánicos en hígado, páncreas, estómago, corazón y cerebro, además de trastornos psíquicos.
El alcohol produce dependencia física y psíquica. La persona que más aguanta y más consume no controla el alcohol. Precisamente aguanta porque su organismo se ha acostumbrado a él.

Debido a la dependencia física, ante la ausencia de alcohol, el organismo reacciona con síndrome de abstinencia.

El síndrome menor incluye temblores, ansiedad, sudoración, náuseas y el síndrome mayor: pérdida de conciencia y alucinaciones entre otros.
Las lesiones producidas por el alcohol sobre el feto son mucho muy graves.

Efectos posteriores a su ingesta:

Al principio se produce una deshinibición por su efecto depresor sobre la corteza cerebral.
El estado de ánimo cambia a exaltado con euforia
A medida que se sigue tomando se aumenta la irritabilidad, impulsividad, disminuyen los reflejos y la capacidad crítica. Ésta es la famosa borrachera.

Si se conduce, a medida que aumenta la cantidad de alcohol, el riesgo de accidente se multiplica.
El alcohol afecta a la conducción porque restringe las facultades que la misma requiere, disminuye el campo visual, perturba el sentido del equilibrio, aumenta la fatiga y el sueño/somnolencia, disminuyen los sentidos y se calculan mal las distancias.
Si a ésto se agrega que muchas veces se toma sin comer nada y se mezcla una gran cantidad y diversidad de bebidas, el efecto se multiplica.

Como ayudar a alguien que bebió demasiado:

No dejarlo solo, el ritmo de eliminación del alcohol es de 7-8 g por hora.
No existe ningún método para acelerar o modificar este proceso. Tomar café, mojarse, ducharse con agua fría, hacer gimnasia o transpirar no sirve para reducir la cantidad de alcohol en sangre.

Si alguien experimenta una sobredosis hay que evitar que pierda la conciencia y se duerma obligándolo a caminar y hablar dándole también breves tragos de agua natural (nunca café y menos más alcohol)

Si está inconsciente llamar urgente a una ambulancia e informar al médico qué consumió, controlarle mientras, la respiración y el pulso. Si no respira, hacerle respiración boca a boca, si vomita, ponerle la cabeza de costado y que siga respirando. Si se trata de un coma alcohólico cuidar que no se enfríe si se duerme y abrigarlo para evitar la hipotermia.

Si pierde o perdió el control y se considera que no puede manejar su relación con el alcohol o que el alcohol lo maneja a él, sugerirle consultar a un profesional.

La mezcla de sustancias depresivas (alcohol y barbitúricos) o estimulantes (cocaína y éxtasis) tiene un efecto sinérgico, o sea, sus efectos no se suman sino que se multiplican y los riesgos de sobredosis aumentan y pueden ser impredecibles.
Al mezclar dos sustancias de grupos diferentes (estimulantes con depresores, por ejemplo éxtasis con alcohol) se pueden potenciar los efectos depresivos del alcohol.

Los riesgos del consumo de alcohol como también el de drogas o ambos a la vez, son más en ciertas etapas o situaciones: si se sufre de inestabilidad, de paranoia o agresividad. Si se toman medicamentos.
Durante el embarazo. Si se sufre de asma, diabetes, hepatitis, cardiopatías u otras enfermedades.

Y por cualquier duda tener en cuenta que lo mejor es la prevención, informarse pero también acudir a las ayudas necesarias para conservar la salud, tanto física como psíquica. En cada país, región, ciudad, hay establecimientos públicos y privados para la ayuda en el control de la situación.

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