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viernes, 2 de marzo de 2012

Conducción, sueño y fatiga: peligrosa combinación

por Mgter. Roberto Tomassiello

SAES (Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud) está organizando el Post Grado de Actualización “Transporte, Diseño y Seguridad Vial” junto con la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo, el día jueves 15 de marzo a las 19 horas se realizará la Clase de presentación en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura de Mendoza; Patricias Mendocinas y Peatonal Sarmiento, Ciudad de Mendoza; Republica Argentina

Conducción, fatiga y seguridad

Hoy, el tránsito por las rutas argentinas ocasiona la pérdida de muchas vidas humanas, también lesiones y discapacidades en miles de personas; ello se da por razones de naturaleza multicausal. La fatiga, uno de esos factores, provoca la reducción del nivel de atención y la capacidad perceptiva de las personas. Actúa, a la par, como un mecanismo de regulación del cuerpo humano constituyendo una señal de alarma. Es por lo tanto un indicador de otro problema: la pérdida de las capacidades normales que permiten la ejecución de cualquier actividad laboral.

A la madrugada suelen combinarse los efectos del sueño con la fatiga. Sus consecuencias negativas pueden verse incrementadas por la ingesta de alimentos en el periodo de conducción. Esta situación exige un nivel de atención muy elevado a los conductores, porque la percepción nocturna es sensiblemente inferior de la que se logra con luz solar, llegando sólo al 10% de esta última.

Otro elemento incidente en la producción de fatiga son las condiciones imperantes en el entorno laboral. Los vehículos producen ruidos y vibraciones durante su funcionamiento, que influyen perjudicialmente en las personas. Debe sumarse la temperatura de la cabina, especialmente en colectivos urbanos con motor frontal y en camiones. No siempre está la posibilidad de su control permanente mediante dispositivos para climatización.

Por último, no puede olvidarse el estado psico-físico del conductor, así como las implicancias derivadas de sus relaciones familiares, sociales, presiones laborales, retribución económica, por citar sólo algunos.

Prevención de la fatiga

Como se puede inferir a través del análisis realizado, el problema es de naturaleza compleja y debe ser tratado como tal. Es imprescindible orientar los esfuerzos a la organización laboral en la que se desempeñan los conductores, revisando el diseño de los horarios de trabajo y de descanso.

Las empresas deben establecer sistemas de percepción de haberes basados en sueldos fijos dignos Debe evitarse que el personal trabaje una cantidad inconveniente de horas suplementarias, poniendo en riesgo su salud y su vida para acceder a una retribución aceptable. El capital más valioso de una empresa no es su flota de vehículos ni la infraestructura que posee, sino los recursos humanos y por ello merecen el mayor cuidado.

Para concluir, los conductores deben tener en cuenta algunas medidas precautorias, como:

  • realizar pausas para descanso cada dos horas de viaje
  • consumir líquidos, evitando bebidas gaseosas y, por supuesto, las alcohólicas
  • no conducir mientras se realice algún tratamiento médico con fármacos que puedan restringir los reflejos, la percepción o que produzcan somnolencia.
  • practicar ejercicio liviano
  • renovar de modo permanente el aire en la cabina
  • usar indumentaria holgada, de tejidos respirables

Consideraciones finales

La fatiga informa sobre la disminución de las capacidades de la persona para su vinculación con el entorno. Constituye un aviso que, tomado a tiempo, puede evitar graves consecuencias.

Es vital que los conductores conozcan sus propios mecanismos de respuesta del cuerpo y desistan de manejar cuando no se encuentran en las condiciones que exige dicha actividad. Cada viaje que se emprende, debe ser camino a la vida y no a la muerte.

Fuente: SAES

sábado, 11 de febrero de 2012

¿Purgan con cárcel a quienes lesionan o matan en siniestros viales? Un debate necesario

Por Ivana Fischer

Periodista

La tragedia de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, donde un adolescente de 15 años se llevó sin permiso el auto de su familia, chocó y mató a dos personas, sigue estremeciendo por el dolor de quienes se vieron involucradas en el episodio.

El lamentable suceso sembró, en la opinión pública, nuevamente, el debate sobre las penas a los responsables de este tipo de hechos, porque, si bien en el caso mencionado, el menor es inimputable, la sociedad considera que la legislación es, en general, benévola con aquellos que protagonizan los siniestros de tránsito, sean menores o no.

Para clarificar, las figuras contempladas por el Código Penal, en accidentes de tránsito, son:

Homicidio culposo:

El artículo 84 establece que la persona que, por imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de los deberes a su cargo, causa la muerte de otra persona será reprimida con prisión de 6 meses a 5 años e inhabilitación especial durante 5 a 10 años. Bajo este delito, se entiende que no hubo una intención de matar. El mínimo de la pena se eleva a dos años si hay más de una víctima fatal, o si el hecho hubiese sido ocasionado por la conducción imprudente, negligente, inexperta, o antirreglamentaria de un vehículo.

Homicidio doloso:

El artículo 79 determina que el que matare a otro será reprimido con una pena de entre 8 y 25 años de prisión, en caso de que se compruebe que hubo intención.

Dolo eventual:

Si bien esta figura no se encuentra tipificada en el Código, se entiende que existió dolo eventual cuando la persona pudo prever o representarse lo que podía ocurrir, como consecuencia de una determinada situación (el accidente y sus consecuencias).

En nuestro país, los jueces son bastante reacios a aplicar la segunda figura en caso de accidentes de tránsito. Generalmente, aplican la de homicidio culposo con pena excarcelable. Muy pocos conductores van presos por este delito.

De acuerdo con la legislación argentina, sin un “resultado” (lesiones o muerte) no se concreta el delito culposo, y, por consiguiente, tampoco puede existir imputación penal para el conductor. Por ello, es tan importante que la lesión quede acreditada en el expediente, ya que, en muchos casos, ante la falta de peritajes idóneos, se resolvió absolver por la ausencia del resultado, elemento básico para la configuración del delito.

Distinta es la solución en otras legislaciones, como la española, en la cual se tipifica la conducción temeraria e imprudente, independientemente de que se produzca un resultado.

En la Argentina, en algunas jurisdicciones provinciales, con sus códigos de tránsito, penan, por ejemplo, el conducir en ebriedad, pero se trata de una contravención, no de un delito penal.

“Debemos tener en cuenta que el derecho penal sólo reprime conductas que aumenten el riesgo permitido socialmente y que produzcan resultados que se hubieran podido evitar. ¿Por qué? Porque si la acción se desarrolla dentro de los límites del riesgo permitido y se produce un resultado, o si se produce un resultado inevitable, el agente nunca habrá de responder, dado que no tendría sentido castigar conductas que se adecuan socialmente o que no inciden en un resultado. El conductor solo habrá de responder en los casos en que efectivamente pudo evitar el resultado”, asegura Cristian Cúneo Libarona, en Delito culposo en los accidentes de tránsito.

Como decía anteriormente, son pocos los magistrados que dictan una pena. Un caso en el que se dictó un castigo (de 12 años de prisión efectiva) fue el de Sebastián Cabello, a quien el Tribunal consideró autor penalmente responsable del delito de doble homicidio simple cometido con dolo eventual. Recordemos que fallecieron una mujer de 38 años y su hija de 3, tras el impacto del automóvil de Cabello contra el de la señora, y ambas perecieron por carbonización, a raíz del rápido incendio que provocó el choque. En los fundamentos, se hizo hincapié en la “anormativa picada” que con su auto realizaron Cabello y su amigo, “a velocidad antirreglamentaria, inusual, impropia y extralimitada para la zona, hora y circunstancias”.

En cuanto a la participación, el Tribunal sostuvo que “la intervención de Cabello en el hecho se encuentra probada con la absoluta certeza de que él, y nadie más que él, decidió apretar fuerte el pedal sin ninguna razón motivante que no fuera su propio querer, al conducir vertiginosamente el Honda Civic blanco −que contenía accesorios deportivos agregados por el propio imputado− en una inocultable picada con un BMW negro”. Afirmaron que lo suyo “era correr por el correr mismo, y al letal resultado se llega… pues la prueba demuestra que Cabello conducía su auto deportivo, ajeno a otro interés que no fuera el suyo”, inmerso en “el estado de egocentrismo de vida, proyectando esa arbitraria y decisoria conducta de manejo, como si fuera no por una autopista, sino por una ‘pista’”.

El concurso de diferentes agravantes ocasionó que Cabello deba penar prisión efectiva. Pero no siempre ocurre que se dicten este tipo de condenas.

Se debe actuar antes de que el accidente ocurra. Hoy, se registran más de 22 muertos por día en delitos de tránsito sin contar los que involucran lesiones leves y graves. Para Cúneo Libarona, la solución debe ser “preventiva”. A su juicio, debe pasar por un efectivo control en el cumplimiento de las penas de inhabilitación, por la imposición de cursos de capacitación para conducir y, fundamentalmente, por una educación vial que abarque a todos los ciudadanos”.

Las multas abultadas ¿aleccionan?; en caso de ser menores los que desencadenen los infortunios, ¿deberían ser los padres los que paguen con cárcel por el suceso que generó el hijo?; la probación ¿cambia conductas? ¿Está de acuerdo con agregar “delitos nuevos” a otras conductas que atentan contra la seguridad vial para favorecer su enjuiciamiento, aunque en los accidentes no haya fallecidos o heridos? Entre los delitos sugeridos por la Asociación Luchemos por la Vida, se incluyen: “aquel que conduzca a una velocidad superior en 40 km/h a la máxima establecida en esa vía; aquel que maneje con una tasa de alcohol en sangre superior a un gramo por litro y aquel que conduzca sin haber obtenido nunca la licencia de conducir, o cuando lo haga estando privado o inhabilitado para hacerlo por sanción penal o contravencional o por pérdida de puntos”.

Fuente: San Pablo on line
Foto: La Nación


jueves, 10 de junio de 2010

Día de la Seguridad en el Tránsito-Causas de los siniestros viales



Según nuevos análisis estadísticos elaborados por CESVI hasta mayo de 2010, entre las causas mayores de siniestros viales se encuentran la invasión de carril con un 37% y las actitudes temerarias de los conductores con un 36%. En este punto encontramos excesos de velocidad, el no respeto a las señalizaciones y prioridades de paso, maniobras abruptas y la escasa distancia de seguimiento entre vehículos.

En contrapartida, factores que de alguna manera han disminuido su aparición en los siniestros viales tienen que ver con la alteración psicofísica de los conductores. Aquí nos referimos al uso del celular al volante, a la ingesta de alcohol en la conducción, al cansancio extremo, al estrés y la agresión en el manejo, entre otros, con un 15%. Claro está que aquí se ven reflejadas las intensas campañas de control y concientización que lograron modificar los elevados índices de siniestralidad de nuestro país.

Por último, otro de los factores que influyen bastante tiene que ver con el estado de la vía, nos referimos a la falta de señalización, la calzada deteriorada y los factores externos que pudieran ocurrir.

Por esta razón, y en el marco del Día de la Seguridad en el Tránsito, analizamos cómo evitar que estos factores se hagan presentes en el entorno vial.

Análisis de la situación

Como decíamos anteriormente, la actitud temeraria de los conductores tuvo un peso muy importante. Por eso, en las siguientes líneas analizamos esta situación.

Existen diversas teorías a la hora de analizar lo que lleva a un conductor a ejercer la imprudencia en el entorno vial. Algunas relacionan la agresividad a la personalidad del conductor y otras asumen la responsabilidad del vehículo y la tarea de conducir como el estrés, la soledad, el hastío de estar muchas horas al volante y la imposibilidad de comunicarnos con los otros conductores ya que los códigos de comunicación vial son factibles de entenderse de diferente manera según el estado de ánimo de cada una de las partes.

Seguramente, las personas con carácter impulsivo o con poca capacidad de autocontrol son más proclives a generar situaciones violentas cuando conducen. Así, muchos son los que sólo reaccionan de una manera agresiva y entienden que deben hacer prevalecer sus derechos a través de la fuerza. Existen otros que sólo responden a la necesidad de que las situaciones de tránsito se resuelvan a su antojo como una forma de sentirse importantes o demostrar sus “supuestos privilegios”. Tal es el caso de muchos conductores de vehículos de gran porte que avasallan en forma permanente al resto de los automóviles o peatones. Estos casos son prácticamente un estilo de conducción por lo que su acción es continua y por ende la posibilidad de involucrarse en un accidente es mayor. Por último, están los que malinterpretan al manejo como una buena forma de descargar adrenalina y estrés demostrando su rol competitivo con el resto del tránsito. Estos son los conductores que vemos habitualmente corriendo picadas en medio de las avenidas o autopistas, y que han protagonizado gran cantidad de accidentes involucrando a inocentes, casos que han conmovido a la opinión pública.

Anexo de agresión al volante

Según un relevamiento que CESVI realizó en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, se analizó el nivel de violencia/tensión/agresión y se comprobó que: el 38% de los encuestados aceptó que “comúnmente” tiene conductas agresivas detrás del volante, el 40% dijo tenerlas pero “de vez en cuando”, el 12% manifestó sólo responder a los insultos de los otros y el 10% dijo no tener actitudes agresivas. Asimismo, del total de los encuestados, el 75% de los que contestaron “comúnmente” eran hombres y el 25% mujeres.

¿Cómo evitar ser un conductor temerario?

Si necesita desahogar la irritación sepa que elegir el vehículo es la peor alternativa ya que nuestros estudios lo ubican a este estado como una de las causales más importantes de los siniestros de tránsito. Conducir en forma agresiva ahorra pocos minutos pero incrementa en forma notable la probabilidad de sufrir choques. Un “toquecito” con el auto “por venganza”, puede derivar en un impacto fatal. Viajar en automóvil es una de las formas de convivir en sociedad; y aunque el automóvil sea nuestro, la ruta es compartida por todos, por lo que debemos respetar las normas que rigen la convivencia como un sentido de evolución social.

Hoy, en el Día de la Seguridad en el Tránsito, queremos acercarles un nuevo estudio

Por eso hemos elaborado estos nuevos índices que estuvimos preparando

Causas de los accidentes:

Motivo:

Invasión de carril: 37%
Actitud temeraria al volante: 36%
Factores de alteración psicofísica: 15%
Estado de la vía:
10%
Otros: 2%

Total: 100%


Prensa Cesvi Argentina