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miércoles, 16 de marzo de 2011

Controlar la suspensión y los amortiguadores del auto


Tener unos amortiguadores y resortes de suspensión correctamente revisados mejora notablemente la comodidad y la seguridad en carretera.
¿Pero cuándo debe revisarse la suspensión? ¿Cuándo debe cambiarse? ¿Cuánto costará?

Los expertos aconsejan revisar las suspensiones cada 20.000 kilómetros, y suele estar establecido que los amortiguadores se sustituyan cada 50.000 kilómetros y por pares, (no se puede cambiar un solo amortiguador) aunque esta distancia dependerá en buena manera del tipo de zona por la que se transite habitualmente y el desgaste al que se someta la amortiguación. Cuantos más baches, menor será el tiempo de vida, sobre todo si hablamos de un turismo convencional. Pero ante todo hay que estar atentos a cualquier anomalía que se pueda detectar, como fugas de aceite o de gas del amortiguador. Esa revisión ocular puede prevenir incómodas averías y asegurar que no se compromete la seguridad del conductor ni la de los acompañantes.

¿Cómo nos afecta una suspensión deficiente?

Hay que tener en cuenta que uno de los mayores peligros de la carretera es la costumbre. Cuando los amortiguadores están desgastados, el conductor puede llegar a acostumbrase al comportamiento del vehículo en ese estado, ya que el desgaste se produce de manera lenta y progresiva. Por esta razón hay que tener mucho cuidado.

Una de las principales consecuencias de llevar los amortiguadores desgastados es la pérdida de estabilidad del vehículo. Se producen peligrosos balanceos que pueden hacer salir el coche de la carretera; incluso el control de estabilidad puede funcionar de forma deficiente, y sistemas como el ABS pierden eficacia debido a que el neumático puede llegar a perder el contacto con el asfalto.

Otro aspecto importante sobre el que incide el desgaste de las suspensiones es la distancia de frenado. La suspensión no sujeta bien el coche y se producen más inercias, con lo que la distancia de frenado aumenta hasta en 2,5 metros si se circula a 100 km/h. En días de lluvia también aumentan el riesgo de aquaplanning y, en calzadas irregulares, el funcionamiento incorrecto de las suspensiones provoca que los faros delanteros vibren en exceso, con la consecuente molestia para los conductores que preceden al coche en mal estado. Si ninguna de estas razones sirve para convencer de la necesidad de cambiar la suspensión, hay algo que no falla: el dinero. Unas suspensiones mal regladas provocan el desgaste prematuro de los neumáticos, lo que hace que se deban cambiar prematuramente. De hecho, su vida útil puede verse reducida hasta en un 20%.

La hora del cambio

Lo ideal es que los amortiguadores se cambien en un taller, aunque ello suponga un sobreprecio. No hay que olvidar que estos establecimientos ofrecen una garantía que cubriría en caso de posibles defectos en la pieza o el montaje.

Fuente: Consumer
Ilustración: Motorspain

martes, 26 de octubre de 2010

Calcula los litros que consume tu auto por cada 100 km recorridos

Calcula los litros que consume tu auto por cada 100 km recorridos Un truco para saber cómo calcular la cantidad de combustible que consume tu auto, sin que influya si el motor es diesel o naftero.

por Giovanna Ferreyra


Muchas veces confiamos en el consumo que indican las especificaciones de nuestro auto, pero si lo analizamos detelladamente, descubriremos que esa cifra es relativa y que la mayoría de las veces está por debajo del consumo real, ya que las pruebas realizadas se efectúan en condiciones óptimas tanto del vehículo como del medio (clima, suelo, asfalto, etc).

Además, cada persona tiene diferentes hábitos de manejo, agresividad, concentración, y eso influye también en el rendimiento del auto.

El procedimiento a seguir para calcular en litros el consumo de combustible de tu auto por cada 100 kilómetros recorridos es muy sencillo. Te recomendamos que hagas la prueba durante una semana donde no tengas contemplado cambiar tu rutina diaria (trabajo, casa, gimnasio). Esto con el fin de obtener datos más precisos sobre el consumo real.

Lo que debes hacer para obtener el consumo de tu auto es:
 
1. Llená por completo el tanque.
2. Una vez que haya trascurrido una semana, toma nota de los litros de combustible que haya consumido y del kilometraje que hayas recorrido.
3. Con los datos anteriores, divide el número de litros entre el número de kilómetros, y el resultado multiplicalo por 100.

La cifra resultante es la que tenes que comparar con la que indican las especificaciones de tu vehículo. Esto lo podés hacer tanto para comprobar el consumo urbano, como el de ruta.

Te recomendamos hacer dos o tres veces este procedimiento para que puedas obtener un promedio muy cercano al consumo real de tu auto, ya que es imposible llevar la misma rutina de manejo todos los días, pues dependemos del tránsito, la lluvia, caminos empedrados y atajos para encontrar rutas menos congestionadas.

martes, 24 de agosto de 2010

Llega la primavera, nuestro auto necesita un service


Concluido el período invernal y cerca ya de la primavera, nuestro auto necesita un chequeo y puesta a punto. Quizá durante las vacaciones de invierno hayamos circulado por rutas y caminos de tierra o ripio cuyas partículas desprendidas de la ruta, son impulsadas hacia nuestro vehículo produciendo diversos daños. Uno de los más comunes es la rotura o rajadura del parabrisas, en cuyo caso deberemos sustituirlo a la brevedad porque de lo contrario, afectará la visibilidad.

Otro de los daños colaterales de esta época invernal es el deterioro que se produce en los neumáticos, en especial el sobre los laterales de los mismos debido, entre otros factores, a golpes fuertes en las ruedas o a una baja presión del inflado que pueden deformar el neumático provocando una vibración molesta que repercute en el habitáculo; si ésto sucede, deberemos cambiar el neumático dañado porque circular con uno en esas condiciones terminará por dañar otros elementos del auto como los amortiguadores. Conviene recurrir a los técnicos que trabajan en las concesionarias de neumáticos para que nos indiquen si debemos reemplazarlo o repararlo cuando sea posible.

Otros elementos afectados por los golpes de las piedras que encontramos en la ruta son óptica y faros, pues las piedras les provocan perforaciones en sus protectores que permiten la entrada de humedad generando un daño mayor. si así sucediera, cambiar la óptica o el faro para no afectar la visibilidad necesaria para circular.

Si hemos circulado por lugares muy fríos, separar las escobillas del limpiaparabrisas para que no se peguen a la superficie del parabrisas, ya que la goma que barre el agua se endurece con el frío impidiendo que trabaje de manera adecuada o se rompa y no barra la totalidad del parabrisas mojado.
Camino de vuelta a casa se recomienda pasar por una casa de repuestos o estación de servicio y comprar un par de escobillas nuevas para estar tranquilos en caso de ser necesario su uso.

Todos los recaudos que podamos tomar para tener nuestro automóvil en condiciones óptimas, redundará en beneficio nuestro, de quienes nos acompañen dentro del automóvil y de aquéllos que circulen por el camino junto a nosotros.

sábado, 18 de julio de 2009

Ruidos en el automóvil, poner atención


Es imprescindible contrastar los ruidos más comunes en el coche y localizar su origen para dar con la solución y evitar posibles accidentes o averías graves.Cada vehículo tiene sus propios ruidos.

Lo más importante es localizarlos y detectar si tienen origen en una avería grave o si están motivados por el propio desgaste del coche. En el primer caso, la visita al taller será casi obligada, salvo que se tengan conocimientos precisos de mecánica. En el segundo caso, hay que determinar el nivel de ruido y si se produce siempre en las mismas circunstancias, por ejemplo, con el automóvil parado o en marcha. Los ruidos más preocupantes suelen ser los que proceden del motor y que, a veces, llegan a través de vibraciones en la carrocería. El estado de la vía, la humedad, el calor, la lluvia y de los neumáticos son otras causas generadoras de sonidos extraños.

Los coches suenan.
Con el paso del tiempo, los vehículos, como las personas, se hacen mayores y sufren "achaques". Lo importante es determinar si esos ruidos, en forma de pitido, chirrído o zumbido, alertan de una avería grave o se deben al simple desgaste del automóvil.

Carlos Navarro, de la Fundación EDEA (Escuela de Enseñanzas de Automoción) asegura que incluso un vehículo nuevo "puede presentar una serie de ruidos característicos en función del tipo y modelo", pero advierte de que estos ruidos deben ser "normales y no llegar a molestar". "Por el contrario, otros ruidos pueden aparecer conforme el vehículo va sufriendo el desgaste lógico.

Estos ruidos que van apareciendo con el uso podrían ser más importantes, por lo que, lo más inteligente, sería visitar el taller para consultar con un técnico", aconseja. Todos los ruidos, presentes en el coche desde el principio o no, han de estar debidamente identificados y diagnosticados por un profesional, que será quien determine el grado de importancia de la anomalía.

El primer paso es la localización del ruido.

Según Navarro, "en la mayoría de los casos, el usuario del vehículo puede determinar la procedencia del ruido y en qué circunstancia se produce, aunque éste no tenga conocimientos técnicos de su automóvil. Para ello, hay que ser un buen observador y seguir una serie de pautas". Hay ruidos que se producen con el vehículo y el motor parados, otros con el coche en marcha, los hay que se presentan al accionar alguna puerta, el baúl, al sentarse en los asientos, procedentes del interior, de la suspensión... .

Un buen truco es dividir mentalmente el vehículo en cuatro partes e inspeccionar si el sonido procede de la parte delantera, trasera, de la izquierda o de la derecha.

Si la prueba se hace con el motor en funcionamiento, hay que fijarse si el ruido aparece al acelerar, con una marcha constante o en el momento en el que se pisa el freno.

Es imprescindible contrastar esos ruidos y determinar que se producen en las mismas condiciones, es decir, siempre que se sube una pendiente o siempre que se baja, cuando la temperatura ambiental es alta o cuando es baja, en función de si el coche va cargado o si viaja más ligero.

Hay muchas posibilidades.

Una vez localizada la zona de origen, el siguiente paso es encontrar el punto exacto: motor, frenos, bajos, chasis, sistema de escape, sistema de dirección, interior del coche o exterior.
Según la procedencia, las causas y las soluciones varían.
Por ello, si no se tienen conocimientos de mecánica, hay que acudir a un profesional para que realice un diagnóstico técnico. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 5% de los conductores asegura ser su propio mecánico, una circunstancia en la que no sólo se puede poner buena voluntad, sino también conocimientos.

Posibles averías y soluciones

El nivel del ruido que proceda del coche puede entenderse como una señal que indica la gravedad de la avería. "Por ejemplo, ruidos anómalos en el compartimento motor o en los bajos, o ruidos al poner en marcha o detener el motor, pueden alertar de una rotura en los soportes de la línea de escape. También se pueden escuchar ruidos al pisar el embrague para seleccionar una velocidad, lo que denota anomalías en el embrague o en la caja de cambios", explican en la Fundación EDEA.

Los sonidos procedentes de los bajos pueden estar causados por el mal estado del catalizador, de la goma de sujeción del tubo de escape o de las abrazaderas. El informe de la OCU afirma que el 12,7% de las averías se deben, precisamente, al deterioro del tubo de escape o de algún tramo del sistema, mientras que el embrague y la caja de cambios provocan el 5,8% de las anomalías.

Con el vehículo en movimiento, los ruidos que aparecen pueden estar provocados por los frenos, que pueden presentar un desgaste acusado, óxido o humedad; los tapacubos, que corren el riesgo de deteriorarse al rozar con un borde; o los neumáticos, "por las transmisiones al realizar maniobras, durante el paso por una rotonda o al doblar una esquina". Si, además, se conduce a una cierta velocidad, podrían silbar los retrovisores al corte del viento, podría entrar aire por los junquillos de los cristales o las juntas de las puertas, sonar los frenos al ser accionados, o detectar incluso ruidos en los rodamientos.

"El zumbido provocado por un rodamiento defectuoso es muy característico y sencillo de localizar"

La velocidad es quizá la causa de la mayoría de ruidos, puesto que en esta circunstancia se fuerza más al vehículo. En este sentido, el profesor de la Fundación EDEA asegura que "a cierta velocidad y cargando en curva, en un sentido o en otro, el zumbido cambia de intensidad y se acentúa al soportar más peso el rodamiento defectuoso". También el estado de la vía, la humedad, el calor, la lluvia y el estado de los neumáticos podrían influir en el ruido que se genera al rodar. "Seguro que hemos observado un cambio en el ruido que generan los neumáticos al rodar por autovía, cuando pasamos por diferentes tipos de asfalto o por una junta de dilatación. Esto es normal", tranquiliza.

Con lo que se debe tener cuidado es con los sonidos que proceden del motor, porque pueden estar causados por cierta holgura en el diferencial o algún soporte suelto. No se debe pasar por alto cualquier sonido extraño que proceda de esta zona.

Cuando la carrocería suena...

Los sonidos más característicos de la carrocería de un vehículo son el chirrido al abrir o cerrar una puerta y los crujidos durante la marcha. En este último caso, los sonidos pueden llamar la atención sobre el estado de los soportes del motor, puesto que, precisa Navarro, "el motor genera ciertas vibraciones que se transmiten a toda la carrocería y producen ruidos en el interior del habitáculo".

El no prestar la debida atención a un ruido juega en nuestra contra en la mayoría de las ocasiones. Un diagnóstico a tiempo de una posible avería puede evitar graves daños en nuestro vehículo y, lo que sin duda es mucho más importante, una posible avería no identificada puede afectar a nuestra seguridad, la de nuestros ocupantes y la de los demás usuarios de la vía", advierte.

Hay ruidos más sencillos de identificar que otros.
"Por ejemplo, cuando se abre una puerta, al accionar el cierre centralizado a través del mando, accionar la manija de apertura desde el exterior, desplazar la puerta haciendo el propio movimiento de apertura o cierre, tirar del asidero interior, justo en el momento de cerrar contra el bastidor o, incluso, con la puerta ya cerrada y durante la marcha o al 'bachear'", enumera Navarro.

Los ruidos que se pueden escuchar pueden superar el centenar

Por este motivo, es de vital importancia tener diagnosticada cualquier anomalía y consultar con el taller siempre que se tengan dudas. "Para ello, debemos darle al mecánico toda la información posible, para que pueda provocarle al vehículo el ruido y pueda hacer un diagnóstico eficaz. De este modo, se podrían evaluar posibles daños actuales y, lo más importante, la incidencia sobre nuestra seguridad", subraya la Fundación EDEA.

El último informe sobre este tema de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) no aclara si cada vez acuden más o menos conductores a los talleres de reparación, pero afirma que en 2005 las quejas y reclamos con origen en los servicios del taller se redujeron un 52%. En total, se produjeron 6.439 quejas y reclamos, frente a las 13.387 de 2004.

"Lamentablemente, en ocasiones determinados vehículos tienen determinados ruidos para los que, en principio, el fabricante no tiene propuesta una solución efectiva y el usuario decide darle una solución casera al problema. Lo más recomendable es que antes de hacer la reparación por nuestra cuenta, consultemos con un profesional que nos pueda asesorar", aconseja Navarro. Si se detecta que el problema está en las bisagras, la aplicación de grasa o algún producto similar puede acabar con el ruido. Los sonidos en las puertas o en el techo solar pueden avisar de que alguna junta ha quedado suelta o está seca. Un contratiempo que se puede solventar con engrasantes o productos que contengan silicona.

Pero la solución no siempre es tan sencilla.
Navarro insiste en que el desconocimiento puede llevar a que, sin pretenderlo, se provoque una avería "aún peor". "Por poner un ejemplo, en algunos modelos suelen silbar las ventanillas al subir o bajar. Muchos usuarios tratan de corregir el problema aplicando grasa en spray sobre las guías de goma por donde se desplaza el cristal, pero esta solución dura muy poco tiempo, ya que la grasa descompone el caucho y termina por frenar el cristal en su desplazamiento. Al final, además de tener que sustituir las guías, podríamos romper el sistema de alzacristal, lo que aumentaría considerablemente el importe de la reparación", lamenta.

Fuente: Consumer.es

martes, 10 de febrero de 2009

Ruidos en el coche


Es imprescindible contrastar los ruidos más comunes en el coche y localizar su origen para dar con la solución y evitar posibles accidentes o averías graves.

Cada vehículo tiene sus propios ruidos.

Lo más importante es localizarlos y detectar si tienen origen en una avería grave o si están motivados por el propio desgaste del coche. En el primer caso, la visita al taller será casi obligada, salvo que se tengan conocimientos precisos de mecánica.

En el segundo caso, hay que determinar el nivel de ruido y si se produce siempre en las mismas circunstancias, por ejemplo, con el automóvil parado o en marcha. Los ruidos más preocupantes suelen ser los que proceden del motor y que, a veces, llegan a través de vibraciones en la carrocería. El estado de la vía, la humedad, el calor, la lluvia y de los neumáticos son otras causas generadoras de sonidos extraños.

Primer paso: localizar el ruido

Los coches suenan. Con el paso del tiempo, los vehículos, como las personas, se hacen mayores y sufren "achaques". Lo importante es determinar si esos ruidos, en forma de pitido, chirrío o zumbido, alertan de una avería grave o se deben al simple desgaste del automóvil.
Carlos Navarro, de la Fundación EDEA (Escuela de Enseñanzas de Automoción) asegura que incluso un vehículo nuevo "puede presentar una serie de ruidos característicos en función del tipo y modelo", pero advierte de que estos ruidos deben ser "normales y no llegar a molestar". "Por el contrario, otros ruidos pueden aparecer conforme el vehículo va sufriendo el desgaste lógico.
Estos ruidos que van apareciendo con el uso podrían ser más importantes, por lo que, lo más inteligente, sería visitar el taller para consultar con un técnico", aconseja. Todos los ruidos, presentes en el coche desde el principio o no, han de estar debidamente identificados y diagnosticados por un profesional, que será quien determine el grado de importancia de la anomalía.

El primer paso es la localización del ruido.
Según Navarro, "en la mayoría de los casos, el usuario del vehículo puede determinar la procedencia del ruido y en qué circunstancia se produce, aunque éste no tenga conocimientos técnicos de su automóvil. Para ello, hay que ser un buen observador y seguir una serie de pautas". Hay ruidos que se producen con el vehículo y el motor parados, otros con el coche en marcha, los hay que se presentan al accionar alguna puerta, el maletero o el salpicadero, al sentarse en los asientos, procedentes del interior, de la suspensión... Un buen truco es dividir mentalmente el vehículo en cuatro partes e inspeccionar si el sonido procede de la parte delantera, trasera, de la izquierda o de la derecha.

Un buen truco es dividir mentalmente el vehículo en cuatro partes e inspeccionar si el sonido procede de la parte delantera, trasera, de la izquierda o de la derecha.

Si la prueba se hace con el motor en funcionamiento, hay que fijarse si el ruido aparece al acelerar, con una marcha constante o en el momento en el que se pisa el freno.

Es imprescindible contrastar esos ruidos y determinar que se producen en las mismas condiciones, es decir, siempre que se sube una pendiente o siempre que se baja, cuando la temperatura ambiental es alta o cuando es baja, en función de si el coche va cargado o si viaja más ligero.
Hay muchas posibilidades.
Una vez localizada la zona de origen, el siguiente paso es encontrar el punto exacto: motor, frenos, bajos, chasis, sistema de escape, sistema de dirección, interior del coche o exterior. Según la procedencia, las causas y las soluciones varían. Por ello, si no se tienen conocimientos de mecánica, hay que acudir a un profesional para que realice un diagnóstico técnico. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 5% de los conductores asegura ser su propio mecánico, una circunstancia en la que no sólo se puede poner buena voluntad, sino también conocimientos.

Posibles averías y soluciones

El nivel del ruido que proceda del coche puede entenderse como una señal que indica la gravedad de la avería. "Por ejemplo, ruidos anómalos en el compartimento motor o en los bajos, o ruidos al poner en marcha o detener el motor, pueden alertar de una rotura en los soportes de la línea de escape. También se pueden escuchar ruidos al pisar el embrague para seleccionar una velocidad, lo que denota anomalías en el embrague o en la caja de cambios", explican en la Fundación EDEA.
Los sonidos procedentes de los bajos pueden estar causados por el mal estado del catalizador, de la goma de sujeción del tubo de escape o de las abrazaderas. El informe de la OCU afirma que el 12,7% de las averías se deben, precisamente, al deterioro del tubo de escape o de algún tramo del sistema, mientras que el embrague y la caja de cambios provocan el 5,8% de las anomalías.

Con el vehículo en movimiento, los ruidos que aparecen pueden estar provocados por los frenos, que pueden presentar un desgaste acusado, óxido o humedad; los tapacubos, que corren el riesgo de deteriorarse al rozar con un bordillo; o los neumáticos, "por las transmisiones al realizar maniobras, durante el paso por una rotonda o al doblar una esquina". Si, además, se conduce a una cierta velocidad, podrían silbar los retrovisores al corte del viento, podría entrar aire por los junquillos de los cristales o las juntas de las puertas, sonar los frenos al ser accionados, o detectar incluso ruidos en los rodamientos.

"El zumbido provocado por un rodamiento defectuoso es muy característico y sencillo de localizar"

La velocidad es quizá la causa de la mayoría de ruidos, puesto que en esta circunstancia se fuerza más al vehículo. En este sentido, el profesor de la Fundación EDEA asegura que "a cierta velocidad y cargando en curva, en un sentido o en otro, el zumbido cambia de intensidad y se acentúa al soportar más peso el rodamiento defectuoso". También el estado de la vía, la humedad, el calor, la lluvia y el estado de los neumáticos podrían influir en el ruido que se genera al rodar. "Seguro que hemos observado un cambio en el ruido que generan los neumáticos al rodar por autovía, cuando pasamos por diferentes tipos de asfalto o por una junta de dilatación. Esto es normal", tranquiliza.
Con lo que se debe tener cuidado es con los sonidos que proceden del motor, porque pueden estar causados por cierta holgura en el diferencial o algún soporte suelto. No se debe pasar por alto cualquier sonido extraño que proceda de esta zona.

Cuando la carrocería suena...

Los sonidos más característicos de la carrocería de un vehículo son el chirrío al abrir o cerrar una puerta y los crujidos durante la marcha. En este último caso, los sonidos pueden llamar la atención sobre el estado de los soportes del motor, puesto que, precisa Navarro, "el motor genera ciertas vibraciones que se transmiten a toda la carrocería y producen ruidos en el interior del habitáculo".
El no prestar la debida atención a un ruido juega en nuestra contra en la mayoría de las ocasiones. Un diagnóstico a tiempo de una posible avería puede evitar graves daños en nuestro vehículo y, lo que sin duda es mucho más importante, una posible avería no identificada puede afectar a nuestra seguridad, la de nuestros ocupantes y la de los demás usuarios de la vía", advierte.

Hay ruidos más sencillos de identificar que otros. "Por ejemplo, cuando se abre una puerta, al accionar el cierre centralizado a través del mando, accionar la manilla de apertura desde el exterior, desplazar la puerta haciendo el propio movimiento de apertura o cierre, tirar del asidero interior, justo en el momento de cerrar contra el bastidor o, incluso, con la puerta ya cerrada y durante la marcha o al 'bachear'", enumera Navarro. os ruidos que se pueden escuchar pueden superar el centenar.

Los ruidos que se pueden escuchar pueden superar el centenar

Por este motivo, es de vital importancia tener diagnosticada cualquier anomalía y consultar con el taller siempre que se tengan dudas. "Para ello, debemos darle al mecánico toda la información posible, para que pueda provocarle al vehículo el ruido y pueda hacer un diagnóstico eficaz. De este modo, se podrían evaluar posibles daños actuales y, lo más importante, la incidencia sobre nuestra seguridad", subraya la Fundación EDEA.

El último informe sobre este tema de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) no aclara si cada vez acuden más o menos conductores a los talleres de reparación, pero afirma que en 2005 las quejas y reclamaciones con origen en los servicios del taller se redujeron un 52%. En total, se produjeron 6.439 quejas y reclamaciones, frente a las 13.387 de 2004.
"Lamentablemente, en ocasiones determinados vehículos tienen determinados ruidos para los que, en principio, el fabricante no tiene propuesta una solución efectiva y el usuario decide darle una solución casera al problema. Lo más recomendable es que antes de hacer la reparación por nuestra cuenta, consultemos con un profesional que nos pueda asesorar", aconseja Navarro. Si se detecta que el problema está en las bisagras, la aplicación de grasa o algún producto similar puede acabar con el ruido. Los sonidos en las puertas o en el techo solar pueden avisar de que alguna junta ha quedado suelta o está seca. Un contratiempo que se puede solventar con engrasantes o productos que contengan silicona.

Pero la solución no siempre es tan sencilla. Navarro insiste en que el desconocimiento puede llevar a que, sin pretenderlo, se provoque una avería "aún peor". "Por poner un ejemplo, en algunos modelos suelen silbar las ventanillas al subir o bajar. Muchos usuarios tratan de corregir el problema aplicando grasa en spray sobre las guías de goma por donde se desplaza el cristal, pero esta solución dura muy poco tiempo, ya que la grasa descompone el caucho y termina por frenar el cristal en su desplazamiento. Al final, además de tener que sustituir las guías, podríamos romper el sistema de alzacristal, lo que aumentaría considerablemente el importe de la reparación", lamenta.
Fuente: Consumer.es