El Gobierno porteño anunció que a partir del jueves 15 de julio se realizarán chequeos de consumo de drogas a los conductores de la Ciudad de Buenos Aires. En este informe CESVI explica por qué son importantes estos controles y qué efectos producen en la conducción tanto las drogas como los medicamentos recetados que uno pueda ingerir.
El consumo de drogas ocupa un lugar importante en las estadísticas accidentológicas a nivel mundial. Si bien aún no tan presente como el alcohol, existen algunas drogas muy difundidas como la marihuana, la cocaína y el éxtasis que hacen que se pierdan determinadas actitudes y aptitudes al manejar. Pero también hay medicamentos recetados que pueden provocar somnolencia, euforia, alucinaciones, convulsiones, conductas violentas. Efectos que pueden generar una conducción insegura e inestable provocando un riesgo para uno mismo como para los demás actores del tránsito.
Según el artículo 111 del Código Contravencional porteño se prohíbe "conducir bajo los efectos de estupefacientes", así también lo indica la Ley Nacional de Tránsito aunque la legislación vigente no establece los límites para las drogas. En el caso del alcohol el límite sí es claro (0,50gr/l de sangre para conductores de vehículos particulares, 0,2gr/l para las motos y 0 para los profesionales). Pero al descubrir una sustancia ilícita en un conductor, en cualquier valor, por ínfimo que sea, es tomado como positivo, aún en los casos en que estas drogas estén presentes en medicamentos recetados por médicos.
Por todo esto, el Gobierno porteño realizará desde mediados de julio chequeos de consumo de drogas a los conductores de la Ciudad de Buenos Aires. Como explicaron los promotores de esta iniciativa, se buscará la presencia de cocaína, marihuana y éxtasis, pero también se podrán detectar sustancias psicoactivas legales, como anfetaminas, opiáceos y benzodiacepinas, que se utilizan en medicamentos ansiolíticos recetados.
Efectos adversos para la conducción
El consumo de drogas ocupa un lugar importante en las estadísticas accidentológicas a nivel mundial. Si bien aún no tan presente como el alcohol, existen algunas drogas muy difundidas como la marihuana, la cocaína y el éxtasis que hacen que se pierdan determinadas actitudes y aptitudes al manejar. Pero también hay medicamentos recetados que pueden provocar somnolencia, euforia, alucinaciones, convulsiones, conductas violentas. Efectos que pueden generar una conducción insegura e inestable provocando un riesgo para uno mismo como para los demás actores del tránsito.
Según el artículo 111 del Código Contravencional porteño se prohíbe "conducir bajo los efectos de estupefacientes", así también lo indica la Ley Nacional de Tránsito aunque la legislación vigente no establece los límites para las drogas. En el caso del alcohol el límite sí es claro (0,50gr/l de sangre para conductores de vehículos particulares, 0,2gr/l para las motos y 0 para los profesionales). Pero al descubrir una sustancia ilícita en un conductor, en cualquier valor, por ínfimo que sea, es tomado como positivo, aún en los casos en que estas drogas estén presentes en medicamentos recetados por médicos.
Por todo esto, el Gobierno porteño realizará desde mediados de julio chequeos de consumo de drogas a los conductores de la Ciudad de Buenos Aires. Como explicaron los promotores de esta iniciativa, se buscará la presencia de cocaína, marihuana y éxtasis, pero también se podrán detectar sustancias psicoactivas legales, como anfetaminas, opiáceos y benzodiacepinas, que se utilizan en medicamentos ansiolíticos recetados.
Efectos adversos para la conducción
Las drogas impiden conducir un vehículo con seguridad porque deterioran las capacidades físicas y psíquicas del conductor. Aquí analizamos los efectos de las drogas que se utilizan con más frecuencia.
El conductor que consumió marihuana pierde el deseo de manejar su automóvil ya que genera un estado de relajación y desatención. Pero si inevitablemente se encuentra manejando, sufrirá una pérdida de percepción de tiempo y espacio, no podrá concentrarse en su tarea y, además, aumentará los tiempos de reacción ante situaciones imprevistas. Otro efecto muy negativo es la pérdida de precisión de maniobra producto de la escasa atención.
En cuanto a la cocaína y el éxtasis son las drogas más peligrosas de uso corriente cuando se las vincula con la conducción, ya que generan desinhibición, euforia y comportamientos impulsivos. En dosis bajas, las personas se sienten más motivadas para conducir, ya que pueden canalizar allí la adrenalina. Los estilos que se generan son de una gran agresividad e impulsividad, cometen muchos errores pero no tienen conciencia de ellos. Además, quien esté al volante bajo los efectos de estas drogas interpreta los riesgos con un nivel menor al que realmente tienen. Los tiempos de reacción suelen ser más breves pero a partir de la impulsividad y la alteración de la percepción pasa a ser algo muy negativo ya que reaccionan abruptamente aún en situaciones donde no debería hacerlo, generando maniobras abruptas y descontroladas en el automóvil. En particular con el éxtasis, además, se pueden producir ilusiones ópticas, deslumbramientos y visión borrosa.
Hoy en día, un aspecto importante a considerar es el elevado consumo de medicamentos que contienen benzodiacepinas. A dosis bajas, estas drogas legales tienen efectos ansiolíticos, pero a dosis altas poseen efectos hipnóticos, pudiendo provocar en las personas somnolencia, confusión, mareos, sedación, dificultad en la coordinación, fatiga ocular y visión borrosa. Si trasladamos esto a la conducción, los riesgos se multiplican.
Según el Ing. Marcelo Aiello, Gerente de Relaciones Institucionales de CESVI ARGENTINA: “Nos parece sumamente importante, dada la gravedad del tema, que se realicen los controles de drogas en nuestro país, tal como ocurre en otras partes del mundo. Teniendo en cuenta que esta iniciativa también contempla los efectos que producen las drogas legales, desde CESVI proponemos que se agregue una señal iconográfica bien visible en las cajas de todos los medicamentos que son desaconsejables para el manejo. Si bien hoy en día se puede encontrar una referencia a la conducción entre los efectos adversos en el prospecto, no son muchas las personas que lo leen y los médicos, por lo general no suelen hacer especificaciones sobre estos efectos a sus pacientes. Por eso, creemos que agregar esta información como advertencia podría convertirse en una alternativa para reducir los riesgos al volante. Una medida que ya se está utilizando en Estados Unidos y en muchos países de Europa, y que permite una fácil detección de los medicamentos incompatibles con la conducción. De esta forma, se pudo reducir notablemente el consumo de este tipo de sustancias, especialmente en casos de automedicación”.
Según indicaron en el Gobierno porteño en cada uno de los controles se dispondrá la presencia de un personal médico que trabajará junto con el controlador de tránsito y el personal de la policía. Los controles se harán en zonas de boliches, junto con los de alcoholemia.
Estos test tendrán dos etapas. La primera se realiza a través del pupilómetro, que permite detectar impedimentos para manejar. Si diera positivo, se chequeará con el dispositivo de control de saliva, que mediante un reactivo descubre la presencia de drogas. Todo el proceso demora entre 5 y 7 minutos, lo que implica una barrera a sortear si se pretende masificar este tipo de controles.
Estos sistemas tienen casi un 99% de efectividad, por eso estas pruebas son casi irrefutables. A los conductores que den positivo les secuestrarán el auto; además, tendrán que pagar $200 a $2.000 o uno a diez días de arresto, tal como lo establece el artículo N°111 del Código de Contravenciones.
El conductor que consumió marihuana pierde el deseo de manejar su automóvil ya que genera un estado de relajación y desatención. Pero si inevitablemente se encuentra manejando, sufrirá una pérdida de percepción de tiempo y espacio, no podrá concentrarse en su tarea y, además, aumentará los tiempos de reacción ante situaciones imprevistas. Otro efecto muy negativo es la pérdida de precisión de maniobra producto de la escasa atención.
En cuanto a la cocaína y el éxtasis son las drogas más peligrosas de uso corriente cuando se las vincula con la conducción, ya que generan desinhibición, euforia y comportamientos impulsivos. En dosis bajas, las personas se sienten más motivadas para conducir, ya que pueden canalizar allí la adrenalina. Los estilos que se generan son de una gran agresividad e impulsividad, cometen muchos errores pero no tienen conciencia de ellos. Además, quien esté al volante bajo los efectos de estas drogas interpreta los riesgos con un nivel menor al que realmente tienen. Los tiempos de reacción suelen ser más breves pero a partir de la impulsividad y la alteración de la percepción pasa a ser algo muy negativo ya que reaccionan abruptamente aún en situaciones donde no debería hacerlo, generando maniobras abruptas y descontroladas en el automóvil. En particular con el éxtasis, además, se pueden producir ilusiones ópticas, deslumbramientos y visión borrosa.
Hoy en día, un aspecto importante a considerar es el elevado consumo de medicamentos que contienen benzodiacepinas. A dosis bajas, estas drogas legales tienen efectos ansiolíticos, pero a dosis altas poseen efectos hipnóticos, pudiendo provocar en las personas somnolencia, confusión, mareos, sedación, dificultad en la coordinación, fatiga ocular y visión borrosa. Si trasladamos esto a la conducción, los riesgos se multiplican.
Según el Ing. Marcelo Aiello, Gerente de Relaciones Institucionales de CESVI ARGENTINA: “Nos parece sumamente importante, dada la gravedad del tema, que se realicen los controles de drogas en nuestro país, tal como ocurre en otras partes del mundo. Teniendo en cuenta que esta iniciativa también contempla los efectos que producen las drogas legales, desde CESVI proponemos que se agregue una señal iconográfica bien visible en las cajas de todos los medicamentos que son desaconsejables para el manejo. Si bien hoy en día se puede encontrar una referencia a la conducción entre los efectos adversos en el prospecto, no son muchas las personas que lo leen y los médicos, por lo general no suelen hacer especificaciones sobre estos efectos a sus pacientes. Por eso, creemos que agregar esta información como advertencia podría convertirse en una alternativa para reducir los riesgos al volante. Una medida que ya se está utilizando en Estados Unidos y en muchos países de Europa, y que permite una fácil detección de los medicamentos incompatibles con la conducción. De esta forma, se pudo reducir notablemente el consumo de este tipo de sustancias, especialmente en casos de automedicación”.
Según indicaron en el Gobierno porteño en cada uno de los controles se dispondrá la presencia de un personal médico que trabajará junto con el controlador de tránsito y el personal de la policía. Los controles se harán en zonas de boliches, junto con los de alcoholemia.
Estos test tendrán dos etapas. La primera se realiza a través del pupilómetro, que permite detectar impedimentos para manejar. Si diera positivo, se chequeará con el dispositivo de control de saliva, que mediante un reactivo descubre la presencia de drogas. Todo el proceso demora entre 5 y 7 minutos, lo que implica una barrera a sortear si se pretende masificar este tipo de controles.
Estos sistemas tienen casi un 99% de efectividad, por eso estas pruebas son casi irrefutables. A los conductores que den positivo les secuestrarán el auto; además, tendrán que pagar $200 a $2.000 o uno a diez días de arresto, tal como lo establece el artículo N°111 del Código de Contravenciones.
De acuerdo a la experiencia de otros países como EE.UU., Australia, España, Inglaterra, la implementación de estos controles logró reducir significativamente la presencia de la droga en la conducción. Por ejemplo, en el estado de Victoria, Australia, en la primera etapa de los operativos uno de cada 44 conductores presentaba sustancias prohibidas en su organismo. Tras cinco años de control, se logró reducir esta cifra a uno de cada 64 conductores controlados.
Prensa Cesvi Argentina
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