lunes, 31 de mayo de 2010

Seguridad vial desde el peatón


Por María Inés Maceratesi

La Seguridad Vial tiene como sujeto al conductor; a él se dirige, en principio, toda recomendación, todo dispositivo agregado a los automóviles para hacerlos más seguros. Y el conductor no es un ser aislado sino que es una persona que debe estar necesariamente aplicando toda su racionalidad y toda su sensibilidad para comprender que no conduce solo sino que, aunque no lleve a nadie de acompañante, todos los se encuentran en otros vehículos circulando por calles y rutas conducen junto a él, y todos son corresponsables de la seguridad de unos y de otros.

La Educación vial se orienta a concientizar sobre las cuestiones que tienen que ver con el tránsito, con la actitud del conductor, con las normas y con las señales de tráfico, y hacer que se respeten y se cumplan. Pero creo que aún no se ha profundizado suficientemente en el rol de las personas que conducen en cuanto personas.

Un buen ejercicio para verificar si alguien podrá ser un buen conductor de vehículos consiste en pararse a observar cómo camina la gente por las calles y también mezclarse entre ellos y ver qué sucede.

Personalmente hace tiempo que observo la conducta de los peatones y me parece que deja mucho que desear; uno va caminando por las veredas de cualquier barrio de Buenos Aires, especialmente por las avenidas, y puede ser sorprendido o "atropellado" por delante, por detrás y por los costados, tiene que encojerse al paso de personas que circulan en sentido contrario para no ser empujado.

Muchas personas van caminando como si estuvieran solas, ensimismadas, hablando por celular, llevando un cigarrillo encendido sin fijarse a quién rozan; las mujeres van con carritos de bebé, se juntan en un lugar e impiden el paso; dos o más personas se detienen a conversar y atraviesan todo el ancho de la vereda sin correrse cuando alguien quiere pasar (a pesar de haberlo visto). Los carritos de bebé piloteados por mamás y papás que circulan a alta velocidad -siempre caminando- y se llevan por delante a los viejitos y viejitas que caminan despacito, con dificultad y a veces con bastón.

Y así podría seguir enumerando infinitas situaciones pero, lo que quiero señalar, es que vivimos en un caos, sin respeto, sin educación, sin consideración por el otro; a veces creo que somos invisibles los unos para los otros y así nos va. Tanto caminando como conduciendo cometemos las mismas faltas y la primera es la falta de consideración. Si seguimos así, en el futuro tendrán que implementarse normas para circular por las veredas como: mano y contramano, alguna forma de luz de giro o de adelantamiento. ¿Causa risa? ¿piensan que es una locura?. Pues bien, entonces comencemos a tomar conciencia de lo debido:

Que las mamás cuiden a sus niños pequeños para que sepan respetar a los mayores y le cedan el paso a los ancianos.

Que cuando salgamos de una casa o un edificio, nos paremos unos segundos a mirar para un lado y para el otro a ver si viene alguien porque si no, lo atropellamos.

Que los que fuman lleven su cigarrillo encendido pero no lo revoleen por el aire haciendo ademanes al caminar.

Que respeten a las personas que circulan con un carrito de compras que no se puede manejar fácilmente por las veredas rotas y faciliten su circulación corriéndose a un lado y dejando pasar.

¿Cuesta tanto tener un poco de educación y alguna que otra vez ser segundo en lugar de primero, apartarse para dejar pasar a otro, controlar el paraguas para no clavárselo en los ojos a los demás o comprender que con los carritos de bebé enormes que hoy se usan deben ubicarse de manera tal de no entorpecer el paso?.

La educación del peatón es previa a la educación del conductor, y la educación de la persona es anterior a las mencionadas. Todo debe darse en forma gradual, quien no aprendió y no adquirió hábitos de persona educada y civilizada a su tiempo, deberá comenzar a adquirirlos en pos de una mejor calidad de vida "callejera" para todos. No puede ser que cada quien haga lo que le parece, quiere o le de la gana sino que comience a actuar de manera tal que su conducta lleve a un cierto orden de vida y ésto se traslade a la calle, a la ruta, y a una convivencia sana y menos estresante para todos.

La Seguridad Vial comienza en casa y de puertas para adentro, todo lo que hacemos adentro, lo hacemos afuera porque los malos hábitos se van incorporando de manera tal que luego se ven y se toman como costumbre y lo lamentable es que lo malo hace escuela y lo bueno no tanto.

Incluir en los planes de Educación Vial una instancia para reflexionar cómo nos conducimos como peatones es, a mi entender esencial, especialmente en la educación de los niños. Hoy la palabra reprimir pasó a ser una mala palabra pero creo que en algunos momentos tendríamos que aprender a reprimir algunas actitudes que desplegamos en la calle como insultos, protestas, chicanas, etc. Todavía estamos a tiempo.

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