El TCD o Copiloto Tecnológico es un sistema que advierte al conductor de su propio cansancio, fatiga o somnolencia, y es incluso capaz de tomar la dirección del vehículo si quien lo maneja no responde a los avisos de peligro. El TCD (TechCo Driver) es uno de los proyectos más ambiciosos de alerta de sueño que tiene como objetivo evitar accidentes de tráfico debidos a factores humanos.
Aproximadamente en el 80% de los siniestros esta implicado el factor humano, ya sea de forma directa o indirecta. Exactamente, según los datos de la Dirección General de Tráfico, una cuarta parte de los accidentes de tráfico son causados por la fatiga o la somnolencia del conductor.
Un conductor con sueño o cansancio al volante es similar a otro que conduce bajo los efectos del alcohol o algún medicamento. En esta situación de cansancio, el nivel de atención va decreciendo con el tiempo sin que el conductor haga nada por evitarlo, ya sea por exceso de confianza o sencillamente porque no es consciente de su estado.
Por ello, para evitar este tipo de situaciones se ha diseñado el copiloto tecnológico que pretende determinar con precisión el grado de concentración del piloto, para así anticiparse a una posible situación de riesgo. Básicamente, el TCD identifica ciertos problemas del conductor, calcula el tiempo que falta para que se presenten, toma medidas y avisa al piloto del riesgo.
Los componentes del sistema se basan en unos sensores en el exterior del vehículo, un computador central y una pequeña pantalla situada en el cuadro de mandos. Los cuatro sensores colocados en la parte delantera del vehículo recogen en cada momento la variación de la trayectoria del auto, es decir, el zigzagueo. Esta información es recibida por el ordenador, el cual la analiza comparándola con una trayectoria teórica. De esta forma comprueba si la tendencia es preocupante por una conducción irregular.
Igualmente, este sistema analiza el grado de atención del conductor con el análisis de las señales que aparecen en su campo de visión, es decir, estudia su respuesta a estímulos visuales externos como los espejos retrovisores o incluso la señalización de la vía. El fin principal de esta tarea es medir, de forma constante, si el piloto reduce su campo de visión o tiene dificultades en apreciar informaciones o en seguir una trayectoria rectilínea. Asimismo, calcula el tiempo estimado para que el grado de atención del conductor llegue a un margen de riesgo.
Una vez detectado el problema, el sistema avisa al conductor mediante señales sonoras y luminosas de emergencia a través de la pantalla situada en el tablero del vehículo. En cualquier caso, si el conductor no responde a estos primeros avisos de peligro el ordenador opta por hacer vibrar la dirección o provocar tirones en el avance del vehículo para intentar despertar al conductor.
Por último, si con esta serie de medidas no se obtiene ninguna reacción por parte del conductor, el copiloto tecnológico puede decelerar la velocidad automáticamente y de forma progresiva llegando, en ocasiones, a controlar la dirección para evitar la salida de la vía.
Gracias a este sistema podremos reducir el índice de siniestralidad en carretera, aunque el TCD aún no está contemplado para su aplicación en las distracciones repentinas del automovilista. Por ejemplo, no puede advertir del riesgo si el conductor habla por el móvil o sufre un desmayo de repente.
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