Si se trata de un vehículo, nos referimos al acto de conducirlo, trasladarlo o dirigirlo de una parte a otra, para lo cual es necesario que la persona que realice dicha acción tenga conocimiento del elemento a utilizar (vehículo) y posea una serie de conocimientos que le permitan desplazarlo dentro de un medio determinado (calles, carreteras, autopistas, etc.) de manera segura y correcta evitando causar daños y perjuicios a terceros y respetando las normas que regulen el tránsito dentro del lugar en que se transita.
Por lo tanto, quien conduce un vehículo - conductor - , debe poseer determinados conocimientos, aptitudes y cualidades que lo hagan apto para desempeñar su rol.
Es necesario considerar tres aspectos:
El sentido de responsabilidad
La atención y concentración
La conducción a la defensiva
La atención y concentración
La conducción a la defensiva
El sentido de la responsabilidad
Es una de las cualidades de mayor importancia que debe poseer un buen conductor porque implica también que se responsabilizará por la seguridad de los demás.
El conductor no sólo debe cuidar su propia seguridad y la de los ocupantes del vehículo que conduce, sino también la de todos los usuarios de la vía pública, incluyendo a los peatones.
El sentido de responsabilidad del conductor alcanza en gran medida, y sobre todo, al uso de la velocidad, pues a medida que ésta aumenta, se agravan las consecuencias derivadas de un manejo irresponsable.
La atención y concentración
Todo conductor debe obrar con una firme determinación de concentrarse en la tarea de conducción. Hoy más que nunca, dadas las condiciones en que se desarrolla el tránsito de vehículos, el conductor debe concentrarse constantemente durante su manejo, ya que cualquier distracción, por mínima que ésta sea, puede acarrear algún error y provocar un accidente.
Un conductor debidamente concentrado tiene mayor posibilidad de anticiparse o adelantarse a cualquier vehículo, previendo situaciones desfavorables que pudieran presentarse, y estará en condiciones de modificar la trayectoria del vehículo ante una situación inesperada.
Por eso el uso constante de todo dispositivo tecnológico que abunda actualmente (radio, MP3, CDs, celulares, etc) producen una disminución de la atención que debe prestarse en el manejo de todo vehículo.
Además es importante destacar que todo lo que pueda producir un estado de cansancio, fatiga, incomodidad o indisposición produce reacciones cada vez más lentas en todo conductor. Por ello es preferible no conducir en ciertas condiciones.
Un rol importante también lo juega la impaciencia o la pérdida de la serenidad en el manejo. Es habitual que, al comprobar los errores de otros conductores o al quedar atrapados en un atascamiento de tránsito, se produzcan situaciones que llevan a un estado de ánimo irritable produciéndose roces, desquites, competencias, a ver quien pasa primero o supera al otro. Indudablemente que la torpeza o la mala educación de otros conductores nos irritan pero es importante conservan el buen sentido y el juicio.
La conducción a la defensiva
Conducir a la defensiva implica:
Prever los riesgos
Tener en cuenta los errores o maniobras de los demás.
Para ello:
Es necesario mantenerse alerta a situaciones imprevistas
Intuir las conductas de los demás conductores, peatones y pasajeros.
Evitar involucrarse en accidentes.
La clave de la conducción defensiva:
Consiste en apreciar las situaciones de riesgo posibles con el tiempo suficiente para efectuar acciones que las eludan.
¿Cómo hacerlo?
Viendo el conjunto del tránsito
Mirando hacia adelante pero también hacia los costados, tanto a peatones como a conductores, incliuidos aquéllos que descienden o ascienden de otros vehículos.
Mirando frecuentemente por el espejo retrovisor ya que, algún vehículo situado detrás puede ser peligroso.
Siendo visto por los demás:
Emplear las luces de giro, tanto al girar como al cambiar de carril en avenidas, rutas y autopistas reforzando, de ser necesario, con la señal manual correspondiente.
Para avisar si se frena o disminuye la marcha, teniendo muy cerca otro vehículo, presionar sucesiva y suavemente el pedal de freno, así la luz de freno se encenderá y apagará, avisando a quienes están detrás y reforzando eventualmente con la extensión del brazo en alto.
De encontrarse ante un peligro inmediato utilizar la bocina con el fin de advertir a otros usuarios desprevenidos.
Usar las luces bajas desde la caída del sol hasta el amanecer. Todas las luces del vehículo deben funcionar y estar limpias.
Para tener en cuenta:
Si otro conductor desea imponer su prioridad, dársela, es mejor ser prudente en exceso que sufrir las consecuencias de usuarios irresponsables
Evitar quedar encerrado entre vehículos. Mantener y buscar un amplio espacio respecto de ellos es lo aconsejable
Comportamiento social del conductor
Un conductor se ve obligado a enfrentar múltiples, variadas, insospechadas y críticas situaciones, de ahí que deberá tener prudencia, cortesía y sobre todo responsabilidad y solidaridad con los demás usuarios de la vía pública.
La cortesía es una virtud que se contagia y que estimula a su imitación, la agresividad en cambio, provoca reacciones en los demás y crea un ambiente peligroso. Por otra parte, quienes demuestran afabilidad y están dispuestos a ayudar, suelen verse correspondidos.
La poca responsabilidad en el usuario de la vía pública, sobre todo en el conductor, se refleja en su acciona, ya sea ignorando normas, violando señales, etc. por el simple hecho de obtener una ventaja sobre otro igual o ganar segundos, que en muchos casos, resultan fatales.
Por ello, se trata de mejorar la conducta general, el respeto por las normas que hacen a la convivencia y que implícitamente velan por la seguridad aún de aquéllos que se ufanan por violarla.
Fuente: Manual de Conducción del Automóvil Club Argentino. Primera Edición con Prólogo de Juan Manuel Fangio
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